El Gobierno francés cede ante la protesta contra la reforma escolar0

726 16/02/2005, 10:17       #Mobilitzacions,

El Gobierno francés, que afronta simultáneamente la reforma de la jornada laboral y la liberalización de los servicios y transportes, ha optado por soltar lastre en el último foco del descontento social producido por la reforma del sistema educativo, alarmado por la movilización de estudiantes y profesores de bachillerato.

En el mundo educativo se considera que el Gobierno quiere bajar el listón de exigencia

Los estudiantes consideran que introducir en el cómputo de la nota final -que sirve para el acceso a la Universidad- las calificaciones obtenidas durante los dos últimos años diluye el carácter igualitario que tiene el examen nacional

Mientras decenas de miles de jóvenes estudiantes se manifestaban ayer en París, el ministro de Educación, François Fillon, confirmó ante la Asamblea su decisión de aparcar sine die la reforma del bachillerato, gran detonador de la protesta de estudiantes y profesores contra la nueva ley de orientación educativa. El ministro se apresuró a anunciar su marcha atrás la pasada semana ante la envergadura de la primera movilización y a instancias del propio Chirac, pero la cesión ha dado alas a la acción sindical contra el conjunto de la reforma.

Más de 50.000 estudiantes y profesores -57.000, según la policía, y más de 100.000, según los organizadores- desfilaron ayer nuevamente en varias ciudades del país para exigir la retirada de la ley. La movilización se concentró esta vez en París y Burdeos, únicos distritos que no se hallan en el turno de vacaciones de febrero. En la capital, grupos radicales protagonizaron enfrentamientos con la policía y produjeron algunos destrozos, en un intento por endurecer el movimiento juvenil. "No desprecio la voz de los que tienen entre 14 y 18 años y cuyos mensajes no me parecen antagónicos con el espíritu de la ley", reiteró Fillon al defender su proyecto ante una semivacía Asamblea, tras confirmar la retirada del capítulo dedicado a la reforma del bac."No se hará nada mientras persistan los temores y malentendidos", declaró por enésima vez el ministro, pese a defender la reformap ara combatir el fracaso escolar. Fillon no ha regateado esfuerzos para apagar el incendio y evitar la suerte sufrida por sus antecesores durante los últimos quince años en los sucesivos intentos fallidos de reforma del gran mamut de la Educación.

El Gobierno ha optado por soltar lastre en el bachillerato con el fin de hacer pasar lo sustancial de la reformad el sistema de enseñanza no universitaria, uno de los proyectos clave del segundo tramo de su mandato. Los jóvenes estudiantes de instituto se han alzado contra la pretensión del ministro de implantar definitivamente los controles continuos en el último curso (terminal) y reducir a la mitad (de 12 a 6) las pruebas del bac, examen en el que millones de escolares se lo juegan todo en junio. Los estudiantes creen que la fórmula quiebra el carácter anónimo, igualitario y nacional de la prueba y abre la vía a una suerte de bachillerato de dos velocidades, en función de la categoría de los centros y la discrecionalidad de los profesores.

En todo caso, la protesta trasciende con mucho el ámbito estricto del bac y se extiende a la reclamación de más medios y dotaciones, tónica general del movimiento estudiantil desde el desbordamiento del modelo escolar francés a causa del proceso de masificación. El fracaso escolar y el agravamiento de las desigualdades en el seno de la escuela aparecen acreditados por los 150.000 jóvenes que anualmente dejan los estudios sin calificación alguna, aparte de las diferencias sociales en el acceso a los estudios superiores.

El proyecto del Gobierno se basa en el establecimiento de una base común de conocimientos y competencias indispensables en la enseñanza obligatoria, capaz de actuar de trampolín para conseguir el objetivo mínimo de 80% de bachilleres y 60% de diplomados entre los estudiantes de un mismo segmento de edad. El concepto de base común, objeto de una gran polémica política y pedagógica, incluye el dominio de la lengua francesa, los principales elementos de matemáticas, una cultura humanista y científica, la práctica de una lengua extranjera y el dominio de las técnicas de información y comunicación. Fillon apoya sus tesis en los 80.000 jóvenes que "apenas saben leer, escribir y contar" al pasar a secundaria. La reforma introduce un nuevo dispositivo especial para alumnos con dificultades y añade nuevas responsabilidades para el profesorado, entre otras, la obligación de suplir las ausencias hasta un máximo de 72 horas al año.


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