«Nos pegan sin motivo, sólo por mirarlos»0

1027 16/02/2005, 10:43       #Violència escolar, #Salut laboral,

«Sólo quiero que dejen en paz a mi hijo. Que pueda ir tranquilamente al instituto y asistir a sus clases sin temor a que le vuelvan a pegar una brutal paliza por cualquier bobada». Son palabras de la madre de un joven de 15 años que fue agredido en varias ocasiones por compañeros de su mismo centro escolar, en Gijón.

«Nunca nos pasó esto y nunca nos sentimos tan impotentes. Es desesperante ver cómo tu hijo está desprotegido y no puedes hacer nada, sólo rezar para que lo dejen en paz», explicó el padre del joven. Estos padres quieren denunciar lo que está pasando en los institutos, pero no salir a la luz para proteger a su hijo.

Y es que la agresión que sufrió a principios de este mes un alumno del Instituto Jovellanos, también de 15 años, a manos de dos compañeros puso de nuevo de actualidad la violencia escolar, un grave problema social que sobrepasa a las familias, a los centros educativos y a las autoridades. La Policía puso los hechos ocurridos en el Instituto Jovellanos en conocimiento de la Fiscalía de Menores, pero la ley del Menor deja prácticamente impunes a los culpables que, como sucede en este caso, continúan asistiendo al instituto atemorizando a los alumnos y que mantienen sus amenazas contra el menor.

Los agresores actúan en general en pequeños grupos o pandillas de dos o tres elementos, pero están respaldados por otros seis o siete más, una cantidad que varía según el centro. Cada instituto tiene un grupo más o menos problemático y suelen ser malos estudiantes que repiten curso. Lo normal es que no exijan dinero ni roben las pertenencias del resto de los alumnos, a los que tienen atemorizados, y ejercen su violencia sin motivo alguno. Cualquier roce o mirada vale. Cuando eligen una víctima no cejan hasta consumar el ataque. En algunos centros llegaron a pegar al director y hay profesores de otros que están amenazados.

Víctimas temerosas

Las víctimas de la violencia escolar reaccionan de forma muy diferente, aunque siempre con temor. Algunos no ven salida, como el joven que se quitó la vida en el País Vasco, otros buscan ayuda en sus amigos para enfrentarse a los agresores y algunos tratan de «pasar». Es el caso del hijo del matrimonio que denunció su caso a este diario y que sólo conoce a sus agresores de compartir el mismo centro educativo. «Todos los conocemos porque ya pegaron a varios niños sólo por mirarlos. Así de fácil. Ellos te miran muy feo, pero tú no puedes ni levantar la vista para que no la tomen contigo. Y vale más que te den un guantazo a que te enfrentes a ellos, porque después vienen todos y la paliza es peor. La gente les tiene miedo», explica el menor, que coincide cada día con sus agresores por los pasillos. «Se les nota que me tienen ganas, pero yo no les tengo miedo porque no les hago caso, aunque reconozco que preferiría que se olvidaran ya de mí».

Sus padres lo vigilan discretamente a la salida para evitar nuevas agresiones, aunque lamentan que tengan que tratar a su hijo como si fuera un preescolar. «Nunca lo hicimos y no es normal que tengamos que hacerlo, pero no vamos a consentir que lo toquen otra vez, aunque a él le pueda incomodar nuestra presencia. Al final tendremos que darles una pistola para que se defiendan, como en el Bronx», explican. Estos padres son conscientes de que siempre hubo peleas entre jóvenes adolescentes, pero las diferencian de lo que está pasando ahora. «Lo que no es normal es que se junten tres o cuatro chicos para linchar a otro. Alguien tiene que frenar eso».

Los expertos coinciden en señalar que los problemas familiares, la falta de incentivos para el estudio, el absentismo y una excesiva permisividad de los padres en la educación de sus hijos están detrás de la violencia escolar. Y los padres añaden la actual ley del Menor, «que los hace prácticamente inmunes ante cualquier fechoría que realicen. Ahora no hay a quién pedir responsabilidades, incluso los profesores ven todo este proceso con un total pasotismo», se quejan.

Un estudio del Defensor del Pueblo precisa que un tercio de los escolares españoles con edades comprendidas entre los 12 y los 16 años es víctima de la violencia escolar: el 14 por ciento por sus pertenencias; casi un 9 por ciento es amenazado; el 6,4 por ciento ha sido víctima de alguna agresión física y la mayoría sufre burlas de sus compañeros en alguna ocasión.


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