El «síndrome de Sócrates»0

1695 17/03/2005, 11:48   

De la última novela de José Jiménez Lozano, «Carta de Tesa» (Seix Barral. Biblioteca Breve, 2005), me ha llamado especialmente la atención su acerada crítica del actual sistema educativo.

Una de las ideas centrales de la novela es la brutal agresión sufrida por María, que ejerce como profesora en un instituto de una pequeña ciudad. Los autores de la paliza son un grupo de adolescentes, alumnos de María, que integran una de las tribus urbanas, a las que Jiménez Lozano describe metafóricamente, con distancia y especial dureza: «Las tribus eran otra cosa, y ellas no admiraban los higos dorados que relucían a la caída de la tarde en las palmas oscuras de las hojas de las higueras, las tribus bajaban a desolar todo lo que era frágil y no tenía defensa. Y no esperaban a la noche profunda, ni siquiera precisaban que el sol estuviera desmayado: podían caer a pleno sol con sus disfraces de guerreros, y con la pericia en la violencia que no tuvo jamás ningún bárbaro, sobre un mendigo que se había retrasado en recogerse, sobre una prostituta desvalida, sobre una anciana pobre que se demoraba a la puerta de su casa en la que la soledad y el frío le esperabanÉ». Sobre la profesora agredida se traman maledicentes conjeturas en un asfixiante ambiente provinciano. Todo es como un ballet, con distintos coros. Son los ídolos de la tribu: esa tendencia humana a aferrarse a las opiniones adoptadas y a otorgar realidad a cosas que sólo son deseadas o imaginadas. Cada coro hace su papel, y, si no lo hace, perjudica al ballet entero y debe ser castigadoÉY recurriendo al mundo clásico, Jiménez Lozano advierte de que «las gentes de esta manera adoctrinadas son como Ulises hizo con el cíclope llamándose Nadie. Ahora también Nadie hiere; Nadie mata, viola o ciega; y quienes son violados, asesinados o enceguecidos, lo son siempre porque aún están ahí las tinieblas del pasado, y Nadie es responsableÉ».

Otro de los personajes de «Carta de Tesa», Paula Arconada, pertenece también al mundo de la docencia. Es amiga de María y maestra en un grupo escolar de la misma ciudad. A Paula Arconada, que había sido siempre una magnífica profesional, le comunicaron un día, súbitamente, las autoridades educativas la baja como enseñante. Le explicaron luego en una entrevista que no podía desempeñar sus funciones, porque «no veía en ellos sus amigos, ni era capaz de hablarles en su lenguaje».

Las críticas veladas o manifiestas de Jiménez Lozano a nuestro sistema educativo no son de ningún modo gratuitas, si nos atenemos, por ejemplo, a los datos de Pisa 2003 sobre los estudios secundarios. En ese informe se sitúa a España en el puesto 23.º de un total de 29 países miembros de la OCDE.. Y aún peores son los resultados sobre la excelencia. Es este apartado, que incluye a los alumnos más destacados, España figura en el último lugar: sólo un 1% ha obtenido la máxima puntuación, cuando la media es de un 4%.

Por otra parte, el cornezuelo es una metáfora recurrente en esta magnífica novela de Jiménez Lozano. Pero ¿qué es el cornezuelo? ¿Es una droga? No es una droga. No puede hablarse de él. Es como «un aliento negro». Una epidemia que todo lo invade y todo lo corrompe.

Gabriel Albiac interpreta que ese cornezuelo es como una endémica enfermedad espiritual, que «convierte el oficio de profesor en tortura insostenible». (Jiménez Lozano habla también del «síndrome de Sócrates», una difusa e invasiva fatiga crónica que sufren los enseñantes). Afirma asimismo Albiac que «pocos son hoy plenamente conscientes de que ese cornezuelo es la tragedia mayor de la España contemporánea. No sólo de España: la destrucción de los sistemas escolares de matriz ilustrada y el complacido despeñarse en una boba infantilización general es signo de que las sociedades modernas han apostado por el suicidioÉY han manufacturado monstruos domésticos a su medida exacta. Pero, al menos en eso, este pobre país nuestro ha logrado ser vanguardia absolutaÉNo hay sorpresa. El cornezuelo es infinitamente más que una ignorancia. Es el desprecio hacia cualquier esfuerzo por construir saber o inteligenciaÉ Es la estupidificación metódica y complacida».

La «Carta de Tesa» es una novela cruda, descarnada, pesimista. Denuncia Jiménez Lozano el cobarde repliegue ante lo que nos destruye. Ante la pérdida de valores cívicos fundamentales. Arremete contra el escepticismo y el nihilismo imperantes. Plantea la tensión dialéctica entre civilización y barbarie. En una sucesión de simbólicos gestos y metafóricas argucias alerta sobre el retroceso -y peligro de muerte- de la civilización ante las hordas bárbaras, que están en todas partes amparadas por el propio sistema: «Las gentes de la frontera no ven a los bárbaros porque éstos ya están dentro» (Kavafis).

Por último, quiero expresar desde esta página mis más sentidas condolencias a los familiares de los muertos en el trágico suceso de La Felguera. Asimismo, deseo un pronto restablecimiento a los heridos y afectados; y que se preste un apoyo suficiente y digno a los que han sufrido pérdidas materiales.


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