Suspensos y repetidores0

2767 07/04/2005, 10:00       #LOGSE,

HA causado cierto revuelo la previsión que recoge el proyecto de la nueva ley educativa respecto a cuántos suspensos se han de tener para repetir curso. En la ESO no se promocionará con cuatro o más insuficientes, mientras que el paso de curso de los alumnos que suspendan tres áreas va a depender de lo que decidan los profesores.

En Andalucía no creo que haya habido mucha conmoción por esta causa, puesto que, hasta el curso pasado y desde que se puso en marcha la Logse, la decisión de pase de curso no dependía del número de materias suspensas. Así, en teoría, un alumno podría repetir con una materia pendiente y otro podría promocionar con todas las asignaturas insuficientes. Aquí y ahora la nueva previsión es un avance y no un retroceso.

¿Pasar de curso con tres áreas suspensas puede ser una barbaridad? Pediría un poco de sosiego en el análisis porque, aunque las apariencias pueden ser otras, no hay excesivo cambio respecto al sistema que establecía la Ley General de Educación sobre el BUP. En el antiguo BUP, casi todos los alumnos que suspendían en junio tres asignaturas promocionaban al año siguiente: en los exámenes extraordinarios al menos aprobaban una, y con dos asignaturas pendientes se podía pasar de curso. Por tanto, promocionar al curso siguiente con tres materias suspensas en junio era algo muy factible... si los alumnos se podían examinar en septiembre. Ahora, la cuestión estriba en la equivalencia que podamos establecer entre la decisión de los profesores, con las medidas de recuperación que les puedan poner a los alumnos (la actual propuesta), y lo que el alumno por su cuenta podía preparar para superar la prueba de septiembre (el "viejo" modelo). ¿Qué es mejor? ¿De qué lado nos inclinamos? En teoría, parece que habrá más responsabilidad y conocimiento en la base de la decisión si ésta queda en manos de los profesores que si la misma depende de lo que el alumno prepare por su cuenta en el verano.

Decíamos que en teoría lo que acabamos de afirmar está muy bien, pero en la práctica puede dar lugar a enormes desigualdades, puesto que alumnos con las mismas calificaciones pueden correr suerte distinta, efectuándose o no su promoción en función de factores que pueden ser valorados de forma muy diferente en un instituto u otro. Los estudios sobre calificaciones y promoción de alumnos de ESO, nos muestran que en 2º de ESO el 70 por ciento de los centros promocionan alumnos con cuatro o más áreas pendientes, mientras que el 30 por ciento restante nunca los promociona. En el anterior 70 por ciento los alumnos con cuatro o más áreas pueden promocionar... o pueden repetir. Y algo más sorprendente: en el 30 por ciento de los centros hay alumnos con cuatro o más suspensos que promocionan, y alumnos con tres o menos suspensos que repiten. Sí, en el mismo centro (datos de la provincia de Cádiz).

El estudio de la realidad proporciona muchas sorpresas y no siempre ratifica las ideas previas que hayamos podido edificar. En teoría, cuantos menos alumnos por grupo mejores rendimientos se obtendrán. Sin embargo, en la práctica no es así siempre. Por ejemplo, no se debe considerar el pase de curso de manera independiente a las circunstancias de los grupos de alumnos que tienen que recoger a los repetidores. Los datos nos indican que, a mayor número de alumnos por grupo, mejores calificaciones y mejor porcentaje de promoción, y esto especialmente en centros donde hay muchos alumnos por clase. Por el contrario, cuantos menos alumnos, peores notas y peor porcentaje de promoción. La razón es muy sencilla: cuando los cursos vienen muy llenos, no tienen dónde ubicar a los repetidores; en una palabra, no caben. Por consiguiente, para saber el nivel real de no promoción se deben tomar como referencia los centros con un número de alumnos por grupo tal que permita que las decisiones de repetición de curso se adopten sin el condicionamiento de la incapacidad del aula que ha de hospedar a los reprobados.

En la ESO, al contrario de lo que muchas personas piensan, se suspende mucho y se repite curso mucho, en una proporción mayor a la que cabría esperar si tomáramos como referencia la distribución normal de la inteligencia entre los seres humanos. Y estos hechos son graves en sí, pero lo son más si se tienen en cuenta dos circunstancias: que es un nivel obligatorio, y que los resultados empeorarían todavía más si el porcentaje de suspensos se estableciera con referencia al curso en el que por edad los alumnos deberían estar. Dicho de otra forma: ¿cuántos alumnos de los nacidos en 1989 van a obtener el Título de Graduado en Educación Secundaria en el año 2005? Es decir, ¿cuántos van a aprobar con su edad? Esta es la tasa que nunca se ofrece. Voy a dar un dato algo escalofriante: si tomamos a todos los alumnos que nacieron en el mismo año y averiguamos lo que les sucede once años después de comenzar primero de Primaria, nos encontramos que, en los IES públicos, hay casi los mismos repitiendo en ESO que matriculados en primero de Bachillerato o en algún Ciclo Formativo de Primer Grado. En otras ocasiones, altos porcentajes de titulación en un año son posibles gracias a tremendas escabechinas y fuertes descartes de alumnos en el curso anterior: los que sobreviven a esas circunstancias extremas aprueban con facilidad el año siguiente. Por ello es más ajustado saber no sólo cuántos aprueban, sino también con qué edad. Y, también, conocer los criterios de éxito o fracaso previstos. Expresado entre interrogantes: ¿sería posible saber qué porcentaje de alumnos, en la edad establecida para ello, se estima que debe acabar los estudios con éxito?


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