Educación, educación, educación0

672 21/09/2005, 10:12       #LOE,

Después de tantos años de un poder excesivo y sin oposición, Chaves acaba de descubrir que la prioridad de su presente mandato será Educación, Educación y Educación. A buenas horas, mangas verdes. Me pregunto quién le habrá sugerido tan heroica empresa. Desde luego no hace falta ser muy perspicaz, pues su gobierno está repleto de maestros de escuela. Pero como se dedican a otros menesteres, agricultura, turismo, cultura, no pueden ser ellos.

Caben sólo dos hipótesis: aunque un ciego no puede guiar a otro, ¿acaso le ha iluminado la señora Martínez, es decir, su cándida consejera del ramo? O, muy por el contrario, ¿acaso ha leído los dos últimos editoriales que ha dedicado a la educación el Grupo Joly?

La primera hipótesis es imposible. Y lo es porque la señora Martínez lleva años sonriendo y hablando; y hablando no de la precariedad de nuestra enseñanza, ni del respeto a los profesores, ni de la falta de disciplina en las aulas, ni del deber del estudio y del aprendizaje de las asignaturas fundamentales (matemáticas, ciencias naturales, lengua, idiomas). La señora Martínez nunca habla de esas cosas que para la gente común parecen tan importantes, es decir de la educación. La cándida consejera solo habla de tolerancia, de paz, de igualdad, de esos grandes ideales que mueven a los pueblos una vez que han resuelto sus necesidades materiales y culturales. Pero Andalucía, a pesar de su progresía, no está lamentablemente entre ellos.

Otra hipótesis es posible. El editorial del martes 13 apelaba a la urgente necesidad de la firma de un gran pacto por la Educación entre PSOE y PP por entender que se trataba de un asunto de Estado. Y aunque se confesaba pesimista al respecto, hacía suyas las propuestas de Rajoy: que todos los niños españoles tengan asignaturas comunes evitando el aldeanismo, del deber del estudiante a estudiar y no a otra cosa, de primar el esfuerzo y el mérito en vez de igualar a los estudiantes por abajo, del respeto a los profesores, etc. Para sostener todavía más estos argumentos, el editorial del día 14 se apoyaba en las últimas estadísticas europeas sobre la mísera condición y calidad de nuestro sistema educativo incluido el universitario.

Cabe añadir algo más, un párrafo del artículo 8 de la Ley de Educación que pretende aprobar el gobierno de ZP: " Las decisiones colectivas que adopten los alumnos con respecto a la asistencia a clase no tendrán consideración de faltas de conducta ni serán objeto de sanción cuando éstas hayan sido resultado del ejercicio del derecho de reunión y sean comunicadas previamente a la dirección del centro". Sin forzar la lectura del texto caben tres consideraciones y una conclusión. En primer lugar, nunca un niño es sujeto de derechos que sólo pertenecen al adulto. Alguien dijo que si usted puede establecer un derecho y demostrar que está privado de él, entonces adquiere el estatuto de víctima. Pues bien, el texto revela que la escuela es enemiga del niño, prisionero en una cárcel gobernada por adultos, los maestros, que no son más que instrumentos represores del Estado para someter su naturaleza bondadosa. En esa escuela carcelaria que sólo existe en la mente roussoniana de quien ha redactado el párrafo, donde antes no existían derechos ahora existe el que querrían para sí los verdaderos prisioneros: el derecho a salir de ella, es decir la inasistencia a clase, justamente el deber por antonomasia de un niño. Se conculca un deber para conceder un derecho que no se ha pedido.

Las consecuencias que se derivan de esa educación en la rebeldía –en este caso en el capricho– son previsibles. Si en la escuela el niño es un rebelde contra el sistema educativo y se le aplaude por ello y se le concede una autonomía sin limites, lo continuará siendo en la familia y en la sociedad. Y en el mejor de los casos, si no es una cárcel, la escuela se equipara en el texto a una empresa capitalista muy cruel. De ese modo, gracias a la Ley el niño aprenderá en las aulas y para el futuro el lenguaje y las prácticas de la asamblea y de la huelga como armas contra el patrono malo y perverso que en ese caso es la dirección del centro.

Por último, los niños son considerados por la LOE como responsables sin responsabilidad. Esta máxima forma parte de los principios del psicopedagogo y el político progres para quienes en la vida del niño todo ha de ser adquirido y nunca conquistado, evitándole así cualquier tipo de esfuerzo, de deberes, de normas y de obligaciones. En su filosofía, el niño que chorrea bondad no puede ser sancionado en su conducta, lo que quiere decir que no puede ser educado por una sociedad que es mala por antonomasia.

La conclusión es que, parafraseando a P. Bruckner, los calvos y miopes del 68 que ahora gobiernan o asesoran desde los despachos, convertidos en personas destacadas y formales, siguen anclados en sus quimeras que proyectan sobre la vida escolar. Y es que no hay nada peor que el que une al poder excesivo una naturaleza estúpida. Las consecuencias, si la ley sale adelante, serán devastadoras.

Francisco Núñez profesor de historia moderna


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