El malestar en la enseñanza0

882 14/11/2005, 10:01       #LOGSE, #LOCE,

Como era de esperar, el Gobierno de ZP no reconoce, ni de palabra ni de hecho, el desaguisado y el fracaso que supuso la LOGSE. También estaba en el guión que el PSOE hiciera la reforma de la reforma, que en este caso consiste en cargarse la LOCE, en la que sobresalió la decisión, que no llegó a entrar en vigor tras los resultados del 14-M, de que la religión católica fuera materia evaluable.

La carga demagógica acerca de que era posible en la ESO pasar de curso con un altísimo número de materias pendientes, acerca de la ausencia de medidas legislativas para que se evitase que un alumno pudiera reventar el desarrollo de una clase, acerca de fomentar más las «habilidades» que los conocimientos, acerca de suprimir el esfuerzo -y la aventura- que supone aprender, etcétera, queda más o menos intacta. Y, en medio de todo esto, se cuelan dos asuntos polémicos. El acoso escolar, así como la decisión de este Gobierno de que la religión no sea materia evaluable. Y eso genera malestar y preocupación social.

Acoso escolar

Me permito repetir que no se trata de un fenómeno nuevo y que nunca será resuelto del todo. Pero que en todo caso se puede paliar en gran medida, siempre que se revise el concepto de esa palabra que se pretendió proscribir, la palabra disciplina, etimológicamente relacionada con discípulo, de todo punto necesaria. Si un profesor no puede expulsar del aula a un alumno que decide reventar el desarrollo de la clase, se lesionan, de entrada, los derechos de los demás que van allí a recibir un aprendizaje y se ataca otro derecho no menos sagrado como es el de ejercer en condiciones de dignidad un trabajo. Todo lo demás -créanme- es demagogia. Y el acoso escolar genera alarma no porque haya irrumpido ahora, sino porque los medios de comunicación así lo determinaron dando cuenta de él. No hagamos bochornosas cuadraturas del círculo. Si un profesor no tiene autoridad en el aula, ¿la va a tener en la vida del centro para poner freno al acoso escolar? Tanto cinismo indigesta.

De esto se quiere hacer -y se está haciendo- todo un martirologio, que no se llevó a cabo en todos los años anteriores, incluidos los de los gobiernos de González, por el hecho de que esta materia no sea evaluable. Al margen de que en un Estado no confesional, no hay lugar, a mi juicio, para la propagación de una creencia religiosa en la enseñanza oficial y pública, lo que uno se pregunta es con qué argumentos se pretende convencer de que la negación de carácter evaluable a la religión católica en la enseñanza suponga una persecución. Y eso, por no entrar en planteamientos de lo más obvio. Es decir, si se puede evaluar una creencia que no es en principio algo que forme parte del ámbito del conocimiento.

Permítanseme dos observaciones. La primera es que cuando hubo el acuerdo con los centros concertados, era un momento en que el número de alumnos sobrepasaba con mucho el actual. En segundo lugar, en el mundo rural apenas hay centros concertados. ¿Quiere ello decir que para quienes esgrimen este argumentario tan peculiar acerca de la libertad de enseñanza hay ciudadanos de primera y de segunda, es decir, los urbanitas y los que viven en el campo? No es muy fácil persuadir así a nadie. ¿No les parece?

Y, en el fondo, está el verdadero problema. Es imprescindible que se adquieran conocimientos de materia religiosa. Es obligado saber referencias bíblicas. Y es necesario que se conozca mínimamente la religión católica en un país como el nuestro que en el arte y en la literatura es omnipresente. Para ello, o bien se incardina en el llamado sistema educativo una materia que se ocupe de la historia y del significado de las religiones, en especial del cristianismo y del catolicismo, o bien que se busque su anclaje en materias como historia, arte, filosofía, etcétera. Pero siempre desde el conocimiento, no desde la propagación de una fe. Y eso correspondería impartirlo al profesorado de Filosofía o al de Historia.

¿En qué consiste la persecución de la que se habla? Ni se denunció el Concordato, ni se suprimieron los conciertos con los llamados centros concertados. Ni siquiera se retira la religión católica de la enseñanza pública. ¿De verdad hay objetividad en este discurso?

Mientras tanto...

Mientras, ahí está el llamado «informe Pisa». Mientras, ahí está, al hilo del informe mencionado, el preocupante hecho de que el nivel cultural de la ESO y del Bachiller es cada vez más bajo. El mundo de la enseñanza no es la ciudad alegre y confiada. Es un universo en el que no es posible eliminar el esfuerzo, salvo que se incurra en una desvirtuación tan desconcertante como la que ahora sufrimos. Y creo que habría que preguntarse sobre la verdadera casuística del malestar en la enseñanza. Y hacerlo sin demagogias. Por lo demás, el talante y la apuesta por el diálogo no llega a todos los ámbitos. Y es que, para la elaboración de la LOU, al profesorado no se le consultó lo más mínimo. ¿Para qué queremos el talante, señora ministra? ¿Para qué?

Intacto queda, por razones de espacio, no porque carezca de trascendencia, otro elemento inquietante, como es lo que en materia educativa debe ser responsabilidad estatal y lo que puede quedar para que cada Comunidad Autónoma legisle. Tampoco es asunto baladí.


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