Carta abierta a don Gregorio Peces-Barba0

987 25/09/2006, 10:24       #LOGSE,

A propósito de la educación para la ciudadanía

Don Gregorio, en fechas muy recientes, publicaba usted un artículo en el que, de entrada, negaba la paternidad que se le atribuye en la asignatura llamada «Educación para la ciudadanía», el último invento de su partido en materia educativa para eso que ustedes llaman enseñanza no universitaria. No obstante lo cual no se resistió a dar consejos acerca del qué y del cómo de tan trascendente materia. ¡Ay!

Quien osa dirigirle la presente desde un periódico de provincias es un profesor de enseñanza no universitaria (no me atrevo a decir de Enseñanza Media o de Bachillerato, acaso no resulte ya políticamente correcto). Entenderá, sin duda, que el asunto no me es en absoluto ajeno. Pero, antes de nada, seguro que compartimos usted y yo la premisa de que la instrucción pública, cara expresión y contenido en su día para las gentes de la izquierda, tiene entre sus principales objetivos formar ciudadanos. Dicho lo cual pudiera parecer en principio que, ateniéndonos al enunciado de la asignatura que a usted parece entusiasmarle tanto, estaríamos de acuerdo con tal inclusión en el «currículo» (antes llamado plan de estudios).

Pero, vera usted, don Gregorio. Yo creo que la susodicha materia es el epílogo del -llamémoslo así- «espíritu logsero», cuya práctica tan poco ha contribuido y contribuye precisamente a eso: a formar ciudadanos. Según el mencionado «espíritu» (que Hegel nos coja confesados), todo es tan maravilloso en la enseñanza que, mediante profesores que «dinamizan», «estrategias» que «optimizan», «currículos» que se adaptan», «actitudes» y «aptitudes» que se refuerzan, y así un largo etcétera de «buen rollito» en las aulas, es posible aprender sin esfuerzo o al menos obtener títulos.

Don Gregorio, un sistema de enseñanza que arroja el esfuerzo extramuros de los centros, que abandona el «sapere aude» kantiano, que no fomenta el aprendizaje, que desconoce un mínimum de exigencia, etcétera, no coadyuva precisamente a formar ciudadanos, lo que hace es abonar la demagogia, lo que hace es renunciar al saber, lo que hace es cosechar el fracaso, tal y como atestiguan los informes de los que a día de hoy disponemos. Usted, como rector de una universidad, no puede desconocer que los alumnos llegan a la enseñanza superior cada vez con un bagaje de conocimientos menor, lo que de suyo es grave. Pero más inquietante y fraudulento resulta aún que hasta ese momento su trayectoria les muestre que el esfuerzo no es necesario para obtener títulos. Educar ciudadanos es precisamente lo contrario a que el alumnado pueda llegar a convivir con la falacia de que el esfuerzo no es necesario.

La LOGSE ha sido un fracaso. Y hora va siendo ya de que se reconozca rectificando y no parcheando. La asignatura que aquí nos trae no va en la línea correctora, sino más bien en la de perseverar en el error.

En los últimos párrafos de su artículo -le ruego que me disculpe por mi sinceridad- no hace usted más que largar un recetario de lugares comunes acerca de la tolerancia, del respeto y de la convivencia, así como de su ensamblaje con la asignatura de marras. Lo que cabría preguntarse, don Gregorio, es si se necesita para algo tal asignatura. Es decir, con una formación mínima en cuestiones éticas, filosóficas e históricas, creo que el alumnado podría alcanzar perfectamente los objetivos que eso que usted tanto defiende consigna. Y es que, si se siguen rebajando los contenidos en las mencionadas materias, se antoja grotesco impartir una asignatura que intente inculcar unos «valores» que pueden perfectamente alambicarse de las enseñanzas referidas.

Alguien como usted, de tanta talla intelectual, sabe muy bien que uno de los mayores logros en el proceso de aprendizaje consiste en que el discente «descubra» cosas, extraiga conclusiones a partir de unos conocimientos previos, por lo demás irrenunciables. En tal sentido, sería de todo punto contraproducente transmitir un recetario de «valores éticos», como si de las consignas de un catecismo de perogrulladas se tratase.

¡Ay, don Gregorio! Usted, que, si mi memoria no me falla, manifestó en su momento ser admirador de Maritain y similares «pensadores» tan de segundo orden, debería repasar muchas cosas que, estoy seguro, conoce a fondo. Pongamos que la Institución Libre de Enseñanza, pongamos que el afán pedagógico de la generación de Ortega, que tanto y tanto se contraponen a las políticas seguidas por su partido en materia educativa desde el felipismo a esta parte.

¿Sabe? Creo recordar que en «La colmena», de Cela, comparecía una señora que se mostraba muy orgullosa de que el novio de su hija fuese catedrático de una asignatura llamada «Psicología, Lógica y Ética». Tengo para mí que la Educación para la Ciudadanía puede alcanzar, encadenada al «espíritu logsero» el tono grotesco que le daba el narrador en la obra referida.

Y es que un sistema educativo sin cimientos consistentes no se apuntala con la crema pastelera de una asignatura ñoña en sus contenidos y fofa en sus bordes.

Por lo demás, me quedo con Ortega, y no con Maritain. Con la Institución Libre de Enseñanza, y no con la candidez bobalicona de un doctor Pangloss caricaturesco.

Le saluda respetuosamente,

Luis Arias Argüelles-Meres


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