De charco en charco (Ante el nuevo «Bachillerato flexible» que prepara el PSOE)0

621 23/04/2007, 10:03       #LOGSE,

Vuelvo a traer a colación lo que dejó escrito Anatole France acerca su apuesta a favor del malvado frente al necio. Es preferible el primero porque descansa alguna vez. La terquedad no sabe de treguas. Y es que esto le acontece al PSOE con respecto a la enseñanza. Desde que la LOGSE empezó a aplicarse, muchos años tuvieron que transcurrir para que un alumno de la ESO no pasase al curso siguiente con un montón de asignaturas pendientes del anterior. La realidad, que de testarudez no anda mal, se encargó de mostrar el estropicio continuo que tan genial disposición acarreaba.

Nos encontramos de entrada con la grata sorpresa de que se pretende implantar en el Bachiller un criterio que constituyó un estrepitoso fracaso en la ESO

La cosa, muy tímidamente, se corrigió. Y hete aquí que las cabezas pensantes del PSOE en materia educativa discurren ahora sorprendernos con la propuesta de que, si el número de materias no aprobadas en primero de Bachiller no supera la mitad, ello no obligue a repetir curso al alumnado que se encuentre en la mencionada situación. ¡Fantástico, oiga! Porque de lo que se trata es de que exista un Bachillerato flexible, es decir, un coladero.

¡Qué maravilla! Así, las estadísticas soviéticas de nuestra enseñanza mejorarán aún más. Habrá menos estudiantes de Bachiller repetidores, ergo se reduce en esta corte de los milagros educativa el fracaso escolar. ¡Por siempre sea bendito y alabado el mágico quehacer socialista en materia de enseñanza!

Si he interpretado bien el proyecto de marras, resulta que quien suspenda más de tres asignaturas en primero de Bachiller no tendrá que repetir aquellas que aprobó, y, al mismo tiempo, podrá matricularse de un determinado número de materias de segundo. Tardará tres años en conseguir el título que el PSOE pretende devaluar aún más, pero no engrosará la molesta lista de los repetidores. Y luego pasará a segundo, si aprueba lo anterior en el saldo que se le ofreció. Y -miren ustedes por dónde- cuando vaya a examinarse de las pruebas PAU (selectividad) se encontrará con que el examen será de todas las disciplinas de segundo de Bachiller, pero ¡ay! no tendrá muy frescas aquellas asignaturas cursadas el año anterior de las que se le van a exigir conocimientos. ¿Cómo se saldrá de tal atolladero? Seguro que el señor Marchesi, o sus secuaces de brújulas orientativas para el alumnado, arbitrarán algo para mayor deleite de todos nosotros.

Por todo lo expuesto, nos encontramos de entrada con la grata sorpresa de que se pretende implantar en el Bachiller un criterio que constituyó un estrepitoso fracaso en la ESO. ¡Enhorabuena a quienes discurrieron tan ingenioso plan!

Bachillerato flexible frente a Bachillerato riguroso. Y cuando se dice riguroso no se debe interpretar como algo inaccesible sino, simplemente, como un Bachillerato que exigiese unos conocimientos que nunca constituirían un estorbo para quienes accederán después a la enseñanza universitaria o a la formación profesional superior.

En todo caso, ¿por qué no se baraja la posibilidad de un Bachillerato de tres años, teniendo en cuenta las rebajas de la ESO, es decir, partiendo de que dos años pueden ser insuficientes para lo que se pretende en esa etapa de formación? Eso no se contempla, de lo que se trata es de reducir las estadísticas del alumnado repetidor.

Por su lado, el PP, ante semejante señuelo, responde oponiéndose. Eso estaba en el guión. Y utiliza como argumentario una expresión estúpida a más no poder. Dice que con ello el PSOE demuestra una vez más estar en contra de «la cultura del esfuerzo». Con perdón, ¿qué diablos es eso de la cultura del esfuerzo? ¿Acaso hay un Trivium y un Cuadrivium de disciplinas de estudio del esfuerzo? El PSOE no está por la labor de que el alumnado se esfuerce por aprender. El PSOE es enemigo del «sapere aude» kantiano. El PSOE, en materia educativa, apuesta por la vulgaridad, por lo facilón, por la gazmoñería. El PSOE, a propósito del Trivium, trivializa la enseñanza de forma irresponsable, porque, más tarde o más temprano, todo el mundo se encontrará con que hay un antes y un después del aprendizaje, con que -perdón por la obviedad- no existe la ciencia infusa.

Dejemos, pues, aparcada esa mentecatez expresiva de la cultura del esfuerzo. Y, a su vez, recuerde el alma dormida del PP que en ocho años de gobierno fue muy timorato a la hora de emprender las reformas que se necesitaban tras el desaguisado de la LOGSE.

Para un posterior artículo dejo esa materia de nomenclatura tan inquietante como la que sigue: «Filosofía y ciudadanía», es decir, el jarabe de lo políticamente correcto que será administrado con anterioridad en píldoras azucaradas, en la llamada «Educación para la ciudadanía».

De momento, para un primer encuentro con las veleidades reformistas del Bachiller nos basta con este hallazgo de no repetir al servicio de las estadísticas soviéticas tan del gusto de las autoridades educativas socialistas.

Seguiremos escribiendo al respecto.


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