El profesor expulsado0

4049 03/10/2007, 09:55       #Mobilitzacions, #LOGSE,

Sr. Presidente de SPS:

Como ya bien conocen sus asociados, la publicación durante el tercer trimestre del pasado curso académico de mi novela “antiimpunes” El paripé o los desertor@s de la tiza produjo efectos tanto inmediatos como de los de la categoría a posteriori. De los primeros, ya tuve ocasión de informarle en El profesor dormilón y El profesor soliviantado (cuya publicación en su web siempre le agradeceré bastante más de lo que pueda llegar a suponer), en los que me refería al claustro-encerrona que me montó la directiva, al recreo-arenga que intentó el inspector, al manifiesto-antinovela que varios compañeros hubieron de firmar con una lágrima o a la retirada de denuncia que hicieron los dos directivos que se dieron por aludidos en los personajes Pestiño y Condolisa.

Los efectos que alcanzaron la categoría del “a posteriori” se han hecho notar nada más llegar el presente curso, cuyo comienzo, en los 7 años de existencia del IES donde se está fraguando el argumento de la novela (el Torre Olvidada, de Torredelcampo, Jaén), siempre tiene lugar sobre el 14 de Septiembre, ya que las pruebas extraordinarias, por ejemplo, se hacen en Junio y la preceptiva reunión septembrina de Departamentos para la elección de grupos a que obliga la Orden 9-9-97, por ejemplo también, es también celebrada en Junio ya que no son del agrado de la directiva ni esa Orden ni otras de sus hermanas. Ello permite que yo, también por ejemplo pero no por casualidad –pues soy el profesor de Lengua más antiguo en el Cuerpo-, tenga que comerme solito 5 Refuerzos en un reparto de grupos que ni yo he pedido ni admite comparación con el que ha sido asignado a mis tres compañeras de Lengua (miembros del Consejo Escolar, evidentemente).Al día de hoy, ni la publicación en la prensa provincial de una carta abierta a la Delegada de Educación parece producir mella alguna.

Con ser esto ya bien grave, aún más creo que lo es, por ejemplo, que no sea posible acceder en este Centro TIC, por haber sido denegado ese acceso “por contenido inapropiado”, a la página web www.juampedrino.com, donde –escondida entre miles de horas de trabajo de Lengua para mis alumnos- está publicada la novela El paripé o los desertor@s de la tiza; y dicha censura previa (esa a que se refiere el artículo 538 del Código Penal) se produce en virtud de que “la directora me dijo que lo hiciera y yo lo hice, qué quieres que te diga”, a decir del Coordinador TIC del Centro. Al día de hoy, ni la presencia de la Guardia Civil a escasos metros de las pantallas de esos ordenadores ha producido mella alguna

Cuando digo “mella alguna”, quiero decir que parece no importar a quien hace los horarios, o a quien pone cortafuegos a las páginas web, o a quien sobre ellos está, que se vulnere tan impunemente la ley. Cuando digo “mella alguna” también quiero decir que suspenderme de funciones a mí, o incoarme un expediente a mí, por protestar eso y lo que viene acarreando, no va a producir mella alguna ni en mí, ni en mi lucha contra esa impunidad, ni en el asunto de fondo que aquí se trata, que no es otro que la situación tan calamitosa que arrastra la educación en España (o en Andalucía, o en Jaén, o en Torredelcampo) la cual, como la mierda, por mucho que se esconda, acabará siendo descubierta por el olor que desprende.

¡Y yo sólo sirvo de tapadera!

Atte.

Jaén, 30 de Septiembre de 2007

Juan Pedro Rodríguez www.juampedrino.com


Diario “Jaén” el 29-septiembre-2007


CARTA ABIERTA A LA DELEGADA DE EDUCACIÓN EN JAÉN

Me va a permitir que me dirija a V.I. de este modo ya que tengo la impresión de que o no conoce lo que voy a contar (pues habría actuado ya de inmediato como responsable que es de la educación en la provincia de Jaén) o lo conoce demasiado bien (y por ello no me concede la entrevista que tanto le tengo pedida).

Pero le voy a ser breve y directo, pese a que sabe V.I. lo difícil que debe ser resumir en un solo párrafo el acoso que llevo padeciendo como profesor durante todo un lustro bien contado y pese a que le resulte increíble, por ejemplo, que se pueda acusar a uno de haber maltratado a quien no ha visto. Además: también sabe que ese acoso está perfectamente detallado en las dos denuncias que le he dirigido por escrito, la de febrero de 2005 y la de septiembre de 2006, y a las que el silencio administrativo ha hecho el mismo caso que me temo va a hacer al recurso contencioso que firmé anteayer. Es más: tengo por seguro que habrá tomado una idea del asunto navegando por encima en “El paripé o los desertor@s de la tiza”, la novela que he colgado en internet para lectura gratuita y en la que se trata literariamente el argumento más inverosímil que ha producido la implantación de la LOGSE.

O, mejor, preferiría que no tomara esta última vía, pues podría entonces ponerse de parte de la directora y del jefe de Estudios del IES Torre Olvidada, de Torredelcampo, los cuales, cuando iban leyendo el capítulo 16, se fueron al juzgado de guardia para denunciarme (aunque retiraron la denuncia antes del juicio), y convocaron y celebraron un claustro con voces, insultos hasta por escrito y manifiesto antinovela incluido, y mandaron a los alumnos al patio durante un recreo de una hora para que así los reticentes a la firma contra su rebelde compañero fueran arengados por el inspector de referencia.

Si esto ocurría en junio, imagine la que me tenía ya preparada en septiembre una directiva acostumbrada y consentida en el concepto de la autoridad impune: sin ser celebrada en septiembre la preceptiva reunión de Departamento para la elección de grupos que manda la Orden de 9-9-97 me han asignado lo que a ellos les ha dado la gana y me han preparado para este curso una actividad laboral que no admite comparación alguna con lo “concedido” a mis tres compañeras de Lengua (las tres en el Consejo Escolar, evidentemente).

Puede tener la completa seguridad de que, si no prospera mi reclamación interpuesta al jefe de Estudios, acudiré cada día (con mi carga de Refuerzos, pese a ser el más antiguo en el Cuerpo) a mi Centro de trabajo y cumpliré como mejor pueda con mi tarea, hoy reducida a inculcar algunos valores a mis alumnos (por cierto, me asalta una duda ahora mismo: ¿qué valores cree usted que debo enseñarles a esos inocentes de su sistema educativo: los que me ha enseñado la vida o los que me están enseñando ustedes?). Aunque, no sé por qué, tengo la impresión de que esta ha sido la última gota y que, si mi jefe de Estudios no lo remedia, de V.I. va a depender que el vaso no se derrame.

Juan Pedro Rodríguez
www.juampedrino.com


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