Los estudiantes de bachillerato tendrán una hora menos de catalán y de castellano0

648 17/01/2008, 09:25   

Un alumno de ciencias podrá pasar bachillerato sin matemáticas
Los estudiantes catalanes de bachillerato tendrán una hora semanal menos de catalán y de castellano en primero y segundo a partir del próximo curso, en el marco de una reforma que busca reequilibrar la oferta de materias y reforzar las especializadas frente a las comunes.

La propuesta de la Conselleria d´Educació del nuevo bachillerato para el próximo curso, que aún debe pasar escolar y por tanto algún cambio, no ha sido bien recibida por la comunidad educativa. El proyecto de decreto, avanzado ayer por La Vanguardia, refuerza las materias modales de cada opción de bachillerato -artístico, ciencias y tecnología, y humanidades y ciencias sociales- en detrimento de las troncales o comunes, e introduce otros cambios de calado en el actual esquema.

La reducción de las horas lectivas de lengua y literatura castellana y catalana (de 3 a 2), la disminución en una hora de filosofía, que además suma carga lectiva porque se añade ciudadanía, y la desaparición de religión como optativa (queda garantizada su presencia para los alumnos que la pidan pero como voluntaria y fuera del horario escolar) centraron las críticas.

David Medina, portavoz de Fete-UGT y profesor de filosofía, considera incomprensibles algunos cambios. "Hace poco oíamos decir que faltaba refuerzo en lenguas y ahora se rebajan las horas". Tras explicar que la potenciación de las optativas o modales a costa de las troncales (obligatorias) ya se hizo y ahora se vuelve ello, reclama una auténtica transversalidad en asignaturas como lengua. Rosa Canadell, de Ustec-Stes califica la nueva ordenación de "error pedagógico".

Para Vicens Tirado, de CC.OO. el debate es más global y no puede reducirse a si las asignaturas pierden o no horas. "Lo que nos preocupa es cómo se trabaja el currículum y que las transversales, todas las troncales, lo sean realmente". Por eso, considera importante que todo el currículum escolar, desde primaria a secundaria, esté basado en los mismos criterios. "Si no se dan elementos de transversalidad desde el principio no tiene sentido darlos en el bachillerato".

Jaume Graells, director general de Educació Bàsica i Batxillerat, argumenta que el nuevo modelo potencia las asignaturas optativas, con lo que se compensa el reparto horario, y que en las comunes "se cambian contenidos". Así, en las materias lingüísticas se incidirá más en compresión oral y escrita y en comunicación que no en la estructura lingüística, que "ya se ha hecho en cursos anteriores".

Y aunque Educació afirma que se apuesta por las competencias básicas, no deja de ser paradójico que las matemáticas no sean troncales, y más teniendo en cuenta que los resultados de los alumnos catalanes en el ámbito científico no son muy brillantes. Es más, un alumno del bachillerato científico podrá cursar los dos años sin haber visto esta materia. "Es cierto, reconoce Graells, y este es un elemento de reflexión importante", aunque explica que Ciencias para el mundo contemporáneo puede dar una formación científica completa.

La capacidad que se da a los institutos para flexibilizar la duración del bachillerato, de tal manera que haya un curso más lento que otro, no es mal vista por los sindicatos, pero exigen medios para aplicarla. Xavier Massó, de Aspepc-Sps es el más crítico al afirmar que esta medida no resuelve los problemas. "La adaptación horaria será muy compleja, porque no se prevé que se puedan desdoblar asignaturas".

Al respecto, Graells asegura que lo que se intenta es frenar el fracaso escolar y facilitar el paso de bachilleres a los ciclos superiores de formación profesional. "Se adapta el bachillerato a los alumnos y no a la inversa". También se prevé que los centros puedan hacer una prueba extraordinaria a finales de junio o septiembre para los alumnos de 2. º que hayan suspendido.

Otro elemento de crítica es la potestad que adquiere Educació de poder limitar los tipos de bachillerato que imparta un centro en función de la demanda que éste tenga. David Medina opina que esta medida es "socialmente regresiva" porque "no potencia la igualdad de oportunidades, sino que abre la puerta a que los pobres tengan menos opciones que los ricos". Graells rebate este argumento y pide "un margen de confianza a nuestra planificación. No habrá tal regresión porque lo que manda es la realidad demográfica del territorio y la situación y realidad de cada centro. Pero también hay que optimizar recursos".


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