Más es menos 0
1142 16/03/2009, 08:52 La Vanguardia. Imma Monsó
Trabajar más para ganar más" fue el eslogan de Sarkozy al inicio de la crisis. A nosotros nos ha tocado un eslogan parecido, pero más desgraciado: "Trabajar más para ganar menos". Le ha sido atribuido injustamente a nuestro president, aunque lo que dijo fue: "Haurem de treballar més i no necessà riament per guanyar més", frase prudente cuyos matices se pierden en el altavoz mediático.
Por cada seis profesores que acepten tres horas lectivas más, se destruye un empleo.
Dentro de este tema del trabajar y el ganar, y pensando en las horas extras que proponÃa Maragall a los docentes, ¿en qué contexto se movÃa la propuesta de Educació con respecto a la del president?... Porque Maragall proponÃa horas extras retribuidas. Y mis dudas son: como a la hora de escribir este artÃculo el Departament d´Educació acaba de retirar la propuesta, me pregunto si el conseller quiere de verdad apaciguar el descontento cada vez más acusado de la comunidad educativa y evitar la huelga del próximo jueves, o si lo que está barruntando es proponer a los docentes horas extras pero sin cobrar, más en la lÃnea de lo que ha dicho Montilla. Lo veremos en los dÃas sucesivos.
De momento, aprovecho para aclarar por qué los docentes rechazan esta propuesta, por si a alguien le parece raro que se opongan a la posibilidad (opcional) de ganar más. Es común la idea de que las horas lectivas (que son las que el conseller proponÃa como "horas extras") son las únicas horas de trabajo de un docente. Pero la hora lectiva está calculada a partir de todo el trabajo que la sustenta (o la obstaculiza). En otras palabras, ¿qué hace un profesor cuando no da clase?
Las tareas más conocidas por el gran público son las de preparar y corregir, coordinarse, reunirse, hacer boletines, recibir visitas de padres y hacer guardias, lo cual, como ven, ya es mucho. Pero hay otras menos conocidas. Como agente de viajes amateur, diseña itinerarios e intercambios, monta excursiones y visitas a museos, con el consiguiente trasiego de llamadas y papeleo. Como creativo publicitario, innova constantemente con contenidos atractivos (¿o acaso creen que la atención del alumno high-tech se mantiene recitando el libro de texto?). Como psicoterapeuta, escucha los problemas de sus alumnos, por no hablar de los de los padres. Como celador, especialmente en los institutos, tiene que vérselas con alumnos seriamente perturbados (son pocos, pero llenan mucho): ya no son niños, pero como no están en ningún centro especializado, están a cargo del profesor. Como actor de teatro, ensaya ante el espejo la manera de conservar la calma ante un público difÃcil que, encima, nunca aplaude. A menudo es padre, madre, sexólogo, monitor, equilibrista, pinchadiscos... También rellena formularios de escasa utilidad que desde el departamento confeccionan personas que nunca han pisado un aula.
Este hombre orquesta (más bien mujer orquesta, pues los varones, al ser menos resistentes, están desertando de la profesión) no se queja a pesar de todo. Simplemente, no quiere, aunque se las paguen, las horas lectivas que podrÃa tener el interino, el sustituto, el joven parado. Por cada seis profesores que acepten tres horas lectivas más, se destruye un empleo. Una medida que además de empeorar la calidad de la enseñanza, empeora también el mercado laboral.
Esta semana el conseller ha retirado la propuesta. Los sindicatos dicen que no se fÃan. Veremos. En cuanto a lo de cobrar menos... Pues a ver, seguramente el hombre orquesta preferirÃa que se revisaran primero los sueldos e indemnizaciones de los altos cargos de la banca; pero en fin, acabará cediendo. Lleva tantos años trabajando cada vez más y perdiendo poder adquisitivo, que apenas notará el cambio.
¿En qué contexto se movÃa la propuesta de Maragall con respecto a la del president?
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