Estamos produciendo analfabetos funcionales en los institutos0

605 30/03/2009, 09:08       #LOGSE, #LOE,

El docente aboga por una transformación del sistema educativo y arremete contra la labor de los pedagogos que han planificado las últimas reformas. "Se está creando carne de cañón para el mercado laboral", denuncia

Es una de las voces más críticas del actual sistema educativo andaluz. Su discurso, impregnado de ciertas dosis de pesimismo por el futuro de las próximas generaciones, es contundente y reivindicativo. Desde la Asociación de Profesores de Instituto de Andalucía, de la que es su portavoz, demanda la regeneración de los pilares educativos y arremete contra la labor de los pedagogos que han planificado las últimas reformas.

-Resuma las principales deficiencias del sistema educativo andaluz.

-Hay varias causas, pero hay una que sobresale por encima de todas: la legislatura vigente. Se puede apreciar con claridad cómo la caída en picado de los niveles académicos, tanto en Secundaria como en el bachillerato, comienza con la implantación de la Logse. En el momento en que se implanta empeora [el sistema] a una velocidad vertiginosa, y no para de empeorar hasta el presente. Posteriormente, la Logse es sustituida directamente por la LOE, o aquí en Andalucía por la LEA, ya que la ley de calidad no se llegó a aplicar en absoluto. Todo sigue empeorando, y cada año los resultados son peores. Además, evidentemente, hay otras causas, pero fundamentalmente, es el modelo legislativo. Desde el momento en el que los pedagogos se hacen con los mandos del sistema de la enseñanza, la cosa empieza a caer en picado de una manera notoria. Y actualmente estamos en unos niveles verdaderamente alarmantes. Estamos produciendo analfabetos funcionales en los institutos. El número de alumnos en bachillerato ha disminuido en un 40% o más en los últimos años. Esto nos aleja de Europa en todos los conceptos.

-Los resultados de su denuncia se podrían apreciar a medio plazo.

-Ante una crisis como la actual estamos abocados a un suicidio social. Ya va siendo hora de que se ponga coto a los desmanes ocasionados por esta pedagogía progresista o comprensivista. Los pedagogos se agarran a unas palabras grandilocuentes y vacías.

-La Fiscalía está investigando 1.200 casos de absentismo escolar y mala conducta. ¿Cómo se ha llegado a esta situación?

-La razón está en esa pedagogía progresista o comprensivista, que se empeña en imponer el dogma del camino único académico, que no satisface a nadie. Se está creando carne de cañón para el mercado laboral. A los jóvenes se les debe ofrecer antes una formación, una iniciación mínima de la formación profesional. Nosotros entendemos que a partir de los 14 años debe haber diferentes caminos académicos: una formación profesional y, lógicamente, un bachillerato. La apertura de un abanico de ofertas de formación profesional a partir de los 14 años nos parece que sería un punto clave que hay que modificar de la legislación vigente. Ahora se ven obligados a ir a clase hasta los 16 años y comer todos los días un mismo menú que a la inmensa mayoría les deja insatisfechos, que no les agrada. Entonces, naturalmente esto les lleva a un comportamiento explosivo en las aulas. Se aburren, se rebelan contra esa obligación impuesta e impiden que se den clases. El resultado es que una minoría, o una mayoría, según los cursos, impide a la totalidad el aprovechar la clase porque la atmósfera que hay en muchos grupos de Secundaria es absolutamente intolerable.

-¿Tan alejado está el sistema educativo de la sociedad del conocimiento?

-Todos los políticos y los sindicatos mayoritarios hablan de que hay que transformar la economía andaluza en un modelo basado en el conocimiento. Yo estoy de acuerdo. Para salir de la crisis lo que hace falta es gente mejor preparada, porque sin gente bien preparada no se puede formar una economía del conocimiento. Para eso lo que hace falta es un sistema de enseñanza que cumpla con su función, que forme ciudadanos cultos y responsables y, precisamente, es todo lo contrario lo que se está haciendo. Los informes PISA ponen de manifiesto lo que estoy diciendo.

-¿Qué grado de culpa tienen los profesores?

-La de no haber hecho llegar su voz a la sociedad. Los profesores han sido enormemente presionados por la inspección educativa, por la administración, por los orientadores pedagogos para que rebajáramos los niveles y que aprobáramos a todo el mundo. La presión que han tenido ha sido enorme. Sin embargo, los profesores se han dado cuenta de los desastres que esta pedagogía ocasionaba y quizás no se han esforzado lo suficiente en hacer llegar su voz a la sociedad.

-¿Y los padres?

-Tienen culpa por no interesarse de una manera seria por la formación de sus hijos. Comprendo que con los horarios laborales excesivos que hay en este país resulta muy difícil cuando los dos miembros de la pareja llegan por la noche a casa y tienen que preparar la cena y les llega el niño y les dice: 'el profesor dice que progreso adecuadamente'. Si el profesor dice que todo va bien, pues todo está bien. Lo que quieren es que aprueben. Eso es un error y una barbaridad, con eso se está firmando el paro permanente de su hijo en su vida profesional. Los padres deberían quejarse de aquellos profesores que no enseñan debidamente a sus hijos.

-Tampoco me puede negar que los profesores han perdido parte de la autoridad que tenían antes.

-Sí, por supuesto. Nosotros no tenemos capacidad sancionadora alguna, es decir, un chaval nos puede hacer la vida imposible, impidiendo que se impartan las clases y faltándonos al respeto continuamente. Cada vez hay un número mayor de agresiones. La Consejería siempre habla de casos puntuales, ¿un caso aislado? Es un ambiente generalizado. La incapacidad de los profesores para sancionar a los alumnos que así los merezcan está en la base del problema.

-¿Percibe un aumento de la violencia en las aulas?

-Sí, en unos centros más que en otros. Pero sí es una cosa generalizada. Es compresible porque son chavales que tienen un déficit educativo por culpa del entorno, ya que la vida familiar ha disminuido hasta casi extinguirse debido a la incorporación de la mujer al trabajo y a los horarios que tenemos en este país. No hay manera de que se eduque adecuadamente a los chavales. Los niños no aprenden solos, es necesario un cierto grado de represión amable, cariñoso, que es vital y conveniente para la formación del carácter del niño. Si no aprenden a asimilarla antes de que se vean enfrentados a la inevitables frustraciones que les acaba deparando la vida, la estabilidad y los comportamientos antisociales surgen en todo su esplendor.

-Espero que en su discurso haya espacio para el optimismo.

-A corto plazo, no. Por desgracia a pesar de lo que dicen los políticos, los pseudoexpertos pedagógicos y los sindicatos mayoritarios de que tenemos que ir hacia una sociedad del conocimiento, lo que percibo es diametralmente opuesto. Vamos hacia un sistema delirante y podrido como lo demuestran las pruebas de diagnóstico o la orden de calidad de los 7.000 euros. Eso es lo peor, es un intento de compra de aprobados sin conocimientos.

-Esta semana el otro gran debate educativo ha girado en torno a la situación que viven los interinos. ¿Ve justo que se prime la nota del examen por encima de la experiencia?

-No estamos en desacuerdo con la Consejería en ese punto. La nota de los exámenes tiene que tener una importancia, no digo que sea el cien por cien. La experiencia es otro gran valor y hay que tenerla en cuenta también. Puede darse el caso de que un señor que no tiene aptitudes para la docencia lleve años siendo un mal profesor. El que se tenga en cuenta la nota además de la experiencia a la hora de gobiernar los interinos no nos parece ni un disparate. No estamos en desacuerdo, cosa rarísima, parte de razón tienen. Es un tema que habría que discutirlo a fondo.

-Los profesores siguen siendo uno de los colectivos con un mayor índice de baja por depresión.

-Hace poco estábamos en el número dos sólo por detrás de los bomberos cuando tradicionalmente teníamos uno de los niveles más bajos. Ésta es una profesión que antes se dejaba llorando y ahora se deja corriendo y desgraciadamente es cierto. La profesión docente es bonita, uno trata de comunicarle a los alumnos el interés por el conocimiento y el trato humano es constante. Una buena parte de los docentes disfrutaba con su trabajo y ver a mentes despiertas y era divertido. Uno hacía cosas extra de forma voluntaria. Ahora, incluso, se ha suprimido la libertad de cátedra, que aunque sigue vigente, se trata de reprimir.


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