Bukkakes en clase: no, gracias0

1082 08/02/2010, 13:03   

Decía mi admirado Oscar Wilde, en su obra 'El retrato de Dorian Gray', que sólo los vacuos no juzgan por las apariencias. Atendiendo a esta verdad de Wilde, o al menos para mí lo es, todos los que no sean vacuos nos juzgarán por lo que aparentamos. Lógica aplastante. La que no me pareció tan lógica fue la impactante camiseta que decidió ponerse un alumno un día, en mi clase.

Entré en el aula, me dispuse a firmar el parte y al levantar la vista me encontré, en enormes letras blancas sobre fondo negro -para mayor visibilidad-, la siguiente inscripción: «I love bukkakes». Miré hacia la tarima unos segundos y, antes de comenzar a explicar, traté de valorar dónde terminaba la libertad de uno -de llevar la camiseta que le viniera en gana- y dónde empezaba la libertad de la otra -de dar tranquilamente una clase, sin tener que contemplar la exhibición pública de los vicios privados de un alumno-. No le dije nada, pero tener que observar su inclinación a ese peculiar tipo de orgía, me molestó. Si el amable lector ignora el significado del término bukkake, le sugeriría que no lo buscase en el diccionario de la RAE, sino en 'San Google', por ejemplo, que todo lo soluciona hoy día. Al terminar la clase, recordé algunas fotografías exhibidas en la conmemoración del centenario del centro, en las que se podía comprobar cómo los estudiantes de principios del siglo pasado, y no tan atrás, mayoritariamente varones, eso sí, asistían a clase vestidos de riguroso traje. Con ello no quiero decir que para ser universitario, o parecerlo, sea preciso vestirse de traje a diario. Pero de ahí a la indumentaria que algunos deciden exhibir en estos tiempos hay un trecho. ¿Dónde está el límite? Cada uno lo marca, dentro de un orden. ¿Está dentro del orden universitario exhibir esa camiseta en clase, o presentarse a los exámenes, como hacen algunos caballeros en junio, en bañador-bermuda, camiseta y chanclas? ¿Está dentro del orden universitario que algunas señoritas lleven, en ocasiones, un escote más propio de una gogotera que de una clase de Dirección Financiera? La vestimenta, no obstante, no es lo más importante dentro de esto de las apariencias. Lo es cómo nos expresamos, tanto en el lenguaje oral como en el escrito. Ya no me asusto al ver la palabra inflación escrita con la 'c' duplicada, lo cual denota que algunos alumnos de Económicas no leen la prensa económica. Hay faltas más graves que ésa. Cuando una corrige un examen de tercero de carrera y comprueba las faltas de ortografía que algunos estudiantes cometen, se desmoraliza. Por no hablar de la presentación, en algunos casos, impresentable. Y lo mismo es aplicable al lenguaje oral. Afortunadamente, son algunos casos. Los buenos alumnos también existen.

En mi opinión, ser universitario implica mostrarse como tal. Se trata de ser y parecer universitarios. Y además, excelentes. Y no es que por ello uno deba contemplar el mundo desde una torre de marfil, pero sí comportarse como un universitario. Corren tiempos de 'vacas flacas' para los dineros, también para nuestra Universidad. Que los tiempos de 'vacas flacas' en el intelecto no nos alcancen nunca. Ello pasa, a mi juicio, por la recuperación de la importancia del mérito, el esfuerzo y la capacidad. Y es que, como también decía Wilde, «nada refina tanto como el intelecto».


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