Rebeldes sin paga 0

787 19/04/2010, 09:01       #Violència escolar,

Sarkozy insinúa que está dispuesto a recortar las prestaciones económicas a los padres de alumnos conflictivos

Durante unos días especialistas internacionales en violencia escolar se han reunido en la Sorbona con el ministro de Educación francés y representantes de diversos ministerios en torno al tema de la seguridad en la escuela. La semana pasada el ministro anunció un acuerdo de los diversos agentes implicados sobre las medidas que tomar, pero al día siguiente el consenso se deshacía como agua de borrajas y los representantes de profesores, alumnos y padres dirigían acerbas críticas al abismo que media entre las consignas de los especialistas para atajar la violencia y los medios existentes en las escuelas para hacerlas efectivas. El tema de la violencia en la escuela se debate en los medios franceses con una intensidad que aquí echo de menos, pues aunque puede que los índices de seguridad en nuestros centros sean algo mayores que en Francia (desconozco las cifras exactas, y creo que no las hay), el consejo de poner las barbas a remojar cuando ves arder las del vecino viene aquí como anillo al dedo.

En remojo ya las pusieron los vecinos cuando trataron de comprender lo que hicieron otros antes que ellos: se fijaron en EE. UU. porque su alto índice de violencia les llevó hace años a implantar una política de tolerancia cero que se ha revelado un fracaso, aparte de conducir a extremos irrisorios (como la expulsión reciente de un alumno por enseñar a otro su llavero-navajita de picnic regalo de su abuelito). Y se fijaron en Quebec porque su gobierno viene llevando a cabo un programa (que curiosamente fue creado y aplicado en algunos estados de EE. UU., aunque es en Quebec donde ha sido aplicado con más énfasis), llamado First step success,que, según ellos, rehabilita el 80% de los alumnos conflictivos a base de identificar muy precozmente el más leve comportamiento antisocial y poner a su servicio un especialista que vele por él y coordine a los implicados. Basta echarle un vistazo para comprender que, no sé si está al alcance de las arcas de los franceses, pero dudo mucho que esté al alcance de las nuestras (por mucho que la Generalitat tome nota a menudo de lo que se cuece en Quebec en materia educativa).

A raíz de esto, el ministro francés anda anunciando medidas que seme antojan bastante dispersas y carentes de los medios para llevarlas a cabo, algo a lo que la comunidad docente, de aquí y de allá, está muy acostumbrada. Será por eso que las reformas suelen dar resultados pobres e incluso contraproducentes. Pero como el problema es de una complejidad que tira para atrás, van dando palos de ciego y presentando medidas parciales. Así, como la comunidad científica ha dicho en la Sorbona (lleva tiempo diciéndolo) que excluir a un alumno del aula es perjudicial (para el alumno), el ministro lanza la consigna de "limitar el número de exclusiones" (es decir, limitar las expulsiones de alumnos). Esa es ya una vieja consigna fácil de nuestras administraciones, y no dudo de que, como dicen los expertos, las expulsiones no aportan nada a los expulsados. Pero ¿y lo que aportan a los que se quedan en el aula? Cabe señalar que son más del 90 por ciento, y mientras no se puedan poner en práctica sofisticados programas como el de Quebec, poco más puede hacer el docente para proteger al resto del grupo.

Ahora bien, ideas, haberlas, haylas: Sarkozy el saleroso lleva días insinuando por su cuenta y riesgo que está dispuesto a recortar las prestaciones económicas a los padres de alumnos conflictivos. La idea es aberrante por muchos motivos, pero hay que reconocer que para debatirla en una acalorada sobremesa familiar no tiene parangón. Hagan la prueba.


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